miércoles, 25 de mayo de 2011

Galería de Fotos: Hamletgrafía

Fotos lo-fi -tomadas durante el Existimos- de Hamletgrafía, obra final de tercero de Laboratorio, inspirada en el Hamlet de Shakespeare. Fue presentada los días 6, 7, 8, 13, 14 y 15 de mayo de 2011 en el Teatro del Labo. Dirección: Jessica Walker.








lunes, 16 de mayo de 2011

Laboratorio de Dibujo

Laboratorio de Dibujo es un proyecto apoyado por el Colectivo Laboratorio, que ofrecerá dos sesiones a puertas abiertas  los días sábado 21 y domingo 22 de mayo de 11:30 a 13 horas. Se invita especialmente a dibujantes y artistas plásticos en general. Las sesiones tendrán lugar en el Teatro del Laboratorio, Passeig de Sant Antoni Abad nº 6 (Metro Sant Antoni).

  "Persecución caníbal", por Roberto Silva - "Ofelia Interrumpida" (2008)


Laboratorio de Dibujo nace en 2007, formando un laboratorio activo entre  artes plásticas y escénicas, ambas visuales. La inspiración de Laboratorio de Dibujo nace de Elena Bylund, trabajando como modelo de artes plásticas durante varios años donde experimenta la hermandad entre el pincel y el movimiento orgánico del cuerpo humano.

El origen de la palabra “danza” sugiere que el acto de danzar puede ser comparado con el acto de dibujar. El artista plástico persigue la forma mediante la línea, mientras  que el modelo persigue el espacio mediante la línea de su cuerpo. Una postura corporal es una forma y un vacío, una línea que despierta memorias y emociones, la sustancia emocional. ¿Cómo transmites tu estado mediante una postura o un movimiento?, ¿Cuál es el producto plástico del estado interno del modelo?, ¿Cómo será el dibujo del movimiento corporal, la danza de un pincel? 

En 2008 a través de Laboratorio de Dibujo se crea “Ofelia”, una obra teatral interpretada por Rebeca Martín y Elena Bylund,  y la exposición plástica de los dibujos originados de la obra por el pintor Roberto Silva. Representada en el festival de Hausmania en Oslo, Noruega, el Teatro Rai en Barcelona y la Galleria Guatibiri en San Juan, Puerto Rico. “Ofelia” se reactualiza en 2009 como “Ofelia  Interrumpida”, interpretada por Julieta Dentone y Elena Bylund. Exposición plástica por Roberto Silva. Fue representada en la “Biennal of Young Artists From Europe and The Mediterranean”, en Skopje, Macedonia.

Actualmente el equipo artístico de Laboratorio de Dibujo está compuesto por ocho artistas escénicos (Germán de Diego, Julieta Dentone, Natalia López Santa Cruz, Herman Solazzo, Loida Farelo, Daniel Casellas, Aymara Padrón y Elena Bylund) con experiencia en el trabajo de modelo artístico. Hemos ofrecido sesiones de modelos en movimiento en el Cercle Artístic de Sant Lluc durante 2009-2010.

Dibujos de Roberto Silva - "Ofelia Interrumpida" (2008)

Laboratorio de Dibujo propone un diálogo entre artistas escénicos y plásticos. Un espacio de encuentro y creación,  desde el propio material y las herramientas de cada uno. Nutriéndose los unos de los otros. Modelo y pintor van juntos. Se encuentran en un proceso dinámico invisible que los abarca. El pensamiento y la técnica quedan al servicio de la expresión dinámica que ocurre entre ellos. Se desarrolla dentro de un marco contemporáneo facilitando un enfoque alternativo para la plástica y el escenario.

Desde el aspecto del trabajo plástico la propuesta pretende romper con el clásico modelo al natural y hacer un planteamiento diferente. El dibujo del gesto no solamente involucra el movimiento físico si no un concepto más profundo de su identidad esencial, una búsqueda de lo interno, del origen del gesto.


"Nativity", por Roberto Silva - "Ofelia Interrumpida" (2008)

La sesión de Laboratorio de dibujo consta de modelos profesionales. Los mismos están entrenados en el teatro y la danza. Se utiliza música como elemento ambiental e instrumental para cada sesión. Los actores/modelos trabajan en conjunto y separados dentro de un mismo escenario. Su trabajo físico abarca amplios registros teatrales y visuales. Con sus cuerpos componen y descomponen imágenes. Operan a base de improvisación basándose en la emoción y el estado. Investigan en el equilibrio y el desequilibrio, jugando así con la geometría de sus cuerpos y el espacio. Buscan estados de inmovilidad y movimiento. La sesión dura una hora.


Contacto: Elena Bylund elenabylund@gmail.com

lunes, 9 de mayo de 2011

Hamlet y la pérdida de la inocencia

Por Dani Casellas Sulé
Hamletgrafía (2011) - Dirección: Jessica Walker - Foto: Jorge Gareis

Hamlet es una obra infinita, una figura llena de huecos que cada uno llena con su propia vivencia de la vida. Es por eso, y por lo profundas que son las líneas que conforman esa figura incompleta, que Hamlet es una obra eterna.

Para mi uno de los temas clave de Hamlet es la pérdida de la inocencia. Nietzsche decía que un pesimista es un idealista desilusionado. Ese es Hamlet.

En algún momento anterior al libro, Hamlet estaba lleno de inocencia, lleno de ilusión. Ilusión de bondad, de pureza, de justicia, de fraternidad, ilusión de un amor puro. Y como más inocencia, como más ilusión, como más alto es el vuelo, mas alta es la caída, mas grande es la perdida. Y Hamlet lo pierde todo, Hamlet pierde el mundo y finalmente también la vida.

La inocencia se sustenta en la creencia de que existe un espacio incorruptible, virgen, puro, donde la maldad y el miedo no pueden llegar. Ese espacio, al que podríamos llamar espíritu o esencia, es vivenciado a través del contacto íntimo con uno mismo. Sin embargo, ese espacio necesita un reflejo afuera para poder ser sostenido, así, tiende a ser proyectado afuera, en figuras que para uno representan esa nobleza y pureza y a través de las cual la persona siente el reflejo de ese espacio propio y le ayuda a sostenerlo. Ese espacio tiende a ser proyectado de pequeños en los padres.

En Hamlet ese espacio es proyectado en una madre y un padre distantes. Padre distante por estar en la guerra defendiendo el honor de su país, que tal como dice el sepulturero ganó la guerra a Noruega el día que nació Hamlet, así que no estaba ni cuando nació. Madre distante que no conoce al hijo, que considera a Rosencratz y Guildernstein como sus mejores amigos, dos personajes que no dudan un segundo en traicionar a Hamlet, encerrada en sí misma, en su propia necesidad, que no logra ver a su hijo.

Desde la distancia, Hamlet los idealiza. Su padre defendiendo la patria con valentía y su madre esperándolo con amor y recato. Hamlet los ensalza en las cumbres hasta que caen, los dos, de repente. La madre corriendo hacia un lecho de sábanas incestuosas, mientras que el padre le exige venganza, le exige que él también se ensucie las manos, el padre le pide al hijo, el padre deja de ser padre. Los dos caen, y con ellos la percepción de Hamlet del bien, la fe en el bien, pero sobretodo también cae la fe en el amor. Un amor también idealizado por nunca verlo, Hamlet también idealiza el amor de sus padres, y este cae con ellos.

En Hamlet se da una conciencia súbita de que los propios padres no son especiales, no son diferentes del resto del mundo, sino que forman parte de la corrupción de este.

El mundo entero cae con ellos. Ya no encuentra referente externo donde apoyar su experiencia, su deseo, su ilusión de pureza. El exterior no cuadra con su vivencia interior. Sus acciones, sus creencias, sus deseos y miedos también dejan de cuadrar con la visión que tiene Hamlet de él mismo. Hamlet también cae. Hamlet también se ha idealizado a él mismo.

El proceso de Hamlet es el de darse cuenta que él no es diferente, como tampoco lo eran sus padres, que él forma parte de la humanidad, una humanidad podrida, como podrido también lo está él mismo.

Cuando una ilusión es destruida, esta se convierte en rencor, hacia el exterior por ser el culpable de esa destrucción, y hacia uno mismo por haber sido tan estúpido e inocente por creérsela.

Hamlet se pasa toda la obra intentando hacer que el resto de personajes sientan lo que él siente: que es un canalla, que está podrido. Y poco a poco todos los personajes van sucumbiendo a las trampas, a las pruebas que les pone Hamlet. Hamlet los prueba, los enfrenta ante su maldad, deseando que alguno se salve para así poder mantener la esperanza de su propia salvación. Pero ninguno pasa la prueba. Quizás es que Hamlet, a esas alturas, ya no quiere ser salvado. Ofelia tampoco pasa la prueba. Ofelia lo traiciona, lo espía, cede a las demandas del rey y de su padre, pero sobretodo, Ofelia duda del amor de Hamlet.

Hamlet, en el fondo, lo único que busca es un resquicio de pureza afuera, en los demás, donde poder agarrar su sentimiento interior de bondad. Pero no lo encuentra. Necesita que Ofelia crea en el amor para convencerse de que él mismo no está loco creyendo en él, pero no lo encuentra.

En mi experiencia en Hamletgrafía, Hamlet se da cuenta, en la muerte, del personaje que ha representado en la obra. En la muerte es capaz de distanciarse de ese personaje lleno de culpa, rencor y odio, y puede ver desde esa esencia inocente, en la persona que se ha convertido, en el personaje que ha creado su tragedia. Y esa experiencia le llena de pena y rabia, pero sobretodo, de compasión hacia él mismo y hacia los demás personajes. Hamlet se da cuenta que el personaje que él mismo ha creado en sí y que tanto odia, ha sido quien ha escrito la tragedia, pero ya es demasiado tarde. Hamlet, otra vez llega tarde, la posibilidad de amor ya está bajo tierra.


"Hamletgrafía" se presenta este viernes 13, sábado 14 y domingo 15 de mayo a las 18 horas en el Teatro del Laboratorio, Passeig de Sant Antoni Abat nº 6 (Metro Sant Antoni).

martes, 3 de mayo de 2011

El trabajo sobre el ego


Por Camilo Zaffora

Solos 2008 - Dirección: Jessica Walker - Foto: Viky García


El ego es el gran obstáculo para llegar a lo sagrado en el teatro, y para la verdadera entrega del actor. En el Laboratorio aprendes a observarlo, y a detectarlo cada vez que te pone palos en la rueda. ¿Qué es el ego? Es esa parte de nuestra mente que separa y juzga.

Trabajamos sobre nuestro ego. Y de hecho, el segundo año del Laboratorio (la experiencia teatral propiamente dicha) puede ser visto como un estudio en profundidad sobre el ego. En el primer trimestre el Solo (tu ego contra ti), en el segundo trimestre el dúo (tu ego contra tu compañero) y en el tercer trimestre Hamlet (tu ego en un grupo). En este sentido, la elección de Hamlet como cierre de la formación del Laboratorio no es nada casual, ya que probablemente sea la obra más perfecta jamás escrita sobre el ego del ser humano, expresado en su manifestación más básica: la dualidad (“Ser o no ser”). Pero esto es material de otro artículo.

El mencionado trabajo sobre el ego que se realiza en segundo año del Laboratorio no tiene por fin efectuar un análisis del mismo: el enfoque del Laboratorio está muy lejos de ser psicoanalítico. No es la idea conceptualizar el ego, sus porqué y sus cómo. Sólo se trata de sacar a la luz. Antes de empezar los Solos, se te propone que el tema elegido para desarrollar tu trabajo sea “tu” tema. El tema de tu vida. De ahí ese cariz autobiográfico que suelen adoptar la gran mayoría de los Solos. “Tu” tema suele ser aquel que te produce sufrimiento, que te bloquea o te avergüenza. Así, los temas elegidos (miedo al abandono, maltrato, las tendencias autodestructivas, inseguridad, incapacidad de decidir, la búsqueda frustrada del amor, la niñez maltratada, el odio a los demás y tantos etcéteras como alumnos del Laboratorio hay) no suelen ser otra cosa que los múltiples disfraces del ego. Los temas en realidad son uno solo.

Ahora bien, cuando a eso que te tortura lo vuelves materia prima creativa, cuando lo llevas a escena, lo poetizas, lo exteriorizas y lo sacas a la luz (cuando su fuerza radica en que es un aspecto de nosotros que preferiríamos ocultar), lo pones frente a tu conciencia, le otorgas tu presencia y lo “vives” hasta el final, en el aquí y ahora de la escena, ocurren dos cosas:

1)     Se vuelve inofensivo. Pierde gravedad, se debilita como fuente de infelicidad. Abrazar a tu sombra en lugar de juzgarla es pura sanación.
2)     Se vuelve sagrado. Pues todo lo que es “vivido” en escena sin juicio, se vuelve bello. La belleza surge. Aparece Dios a través de ello.

El Laboratorio busca poner al ego bajo la luz del Ser. Tanto en la elección de tu tema como durante el propio proceso creativo. Iluminar, compartir lo que te hace sentir solo y desgraciado (el miedo, el juicio, el “no puedo”, el “no me sale”, el “otro lo hace mejor”, la duda, el “estoy perdido”). Frente a todos los ataques del ego durante el proceso de creación del Solo, la consigna es una sola: Trabaja.

Cada vez que el ego te asalta, juzgándote mientras estás en escena, lo exteriorizas. Eres honesto con eso que ocurre, no intentas esconderlo. Con el tiempo y el entrenamiento, el ego te va dejando cada vez más libre en escena.

Con tu compañero, el ego te enfrenta (él lo hace mejor, o peor, me bloquea, me molesta, lo hace mal, su propuesta no funciona, es demasiado distinto a mí, porque diablos me tocó con él). Afuera. No protejas a tu compañero de ti. Obsérvate en el juicio en el que estás. Todo lo que ocurre. Tu compañero te da un regalo incalculable, especialmente si te genera rechazo. Sólo puedes trabajar si apuestas por él (por la conexión, por la unión y el amor) por encima de tu ego. Cuando sigues sea como sea. Con cualquiera se puede crear, también con quien tu ego rechaza.

El dúo es un estudio sobre las relaciones. Sobre el sabotaje, juicio, y todo lo que no te permite “ver” a la otra persona. Cada relación es una oportunidad de aprender de ti mismo y de sanarte.

Y el Hamlet, finalmente, recupera y potencia el Solo y el Dúo. Y contra todos los pronósticos, el trabajo en un colectivo provoca que el ego vuelva a estallar, y tu capacidad de trascenderlo es puesta a prueba una vez más.